martes, 11 de agosto de 2009

El Lápiz

En 1564 se descubrió el grafito, en Cumberland, (Inglaterra, cercana a la frontera con Escocia). Esto permitió la invención de los lápices de grafito, que se introdujeron en Francia, en la corte de Luis XIII.
En 1750, Kaspar Faber, artesano de Baviera, mezcló el grafito con polvo de azufre, antimonio y resinas, hasta que dio con una masa espesa y viscosa que convertida en varita se conservaba mas firme que el grafito puro.
Las primeras minas se fabricaron con varillas de grafito y después ante el agotamiento del yacimiento inglés se empleó el mineral sobrante de menor calidad, pulverizado y aglutinado con colas, sin que se obtuvieran buenos resultados. En 1790, el químico e inventor francés Jacques Conté, por orden de Napoleón Bonaparte se dedicó a hacer lápices dada la escasez que había de ellos a causa de la guerra con Inglaterra. En 1792 se cortaron las relaciones entre Francia e Inglaterra. Esto hizo que el ingeniero francés Jacques-Nicolás Conté, ideara unos lápìces de grafito y arcilla, rodeados de madera de cedro. Pronto se impusieron en todo el mundo. Aunque otras documentaciones indican que el verdadero inventor fue el hijo de un carpintero, el austríaco Josef Hardtmuth.
En 1812, el ebanista e inventor William Monroe, de Concord (Massachussets), fabricó una máquina que producía estrechas tablitas semicilíndricas de madera de 16 a 18 cms de longitud.
A lo largo de cada tablilla, el aparato producía estrías justo en la mitad del grosor del delgado semicilindro moldeado. A continuación Monroe unía con cola las dos secciones de madera, pegándolas estrechamente en torno al grafito. Y es así como, practicamente, llegamos al lapiz actual.




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